“Si pudiésemos
enseñar geografía a la paloma mensajera, su vuelo inconsistente, que va derecho
al objetivo, sería de inmediato cosa imposible”. Carl Gustav Carús (1769-1869, Leipzig).
El instinto de conservación es una cualidad
innata en cualquier especie. Sin embargo, esa importante condición está
mínimamente desarrollada en el ser humano. Tal vez por eso y para compensar su
desventaja, nuestro cerebro ha desarrollado capacidades cognitivas que no se
encuentran en ningún otro animal. El pensamiento jerárquico y el reconocimiento
de patrones son algunas de las características que se derivan de la compleja
estructura neuronal que poseemos. Con
la aparición de nuevas tecnologías se ha conseguido realizar simulaciones
precisas de cómo se estructura el movimiento en el ser humano. Sin embargo, está resultando mucho más difícil
llegar a un consenso sobre algunos conceptos como mente, conciencia o alma.
Existen dos tendencias científicas, aquellas que promulgan que solo existe una materia o sustancia de donde
surgen las diferentes cualidades y aquella otra que, siguiendo el concepto
dualista-cartesiano, considera por separado mente y cuerpo.
Entre
los que están a favor de la primera tesis, la mente es un epifenómeno que surge
de la propia estructura neuronal. El cerebro, es un órgano cuya función
principal es facilitar el movimiento, No obstante, ello no ha impedido que tras
un largo proceso de 400.000 años,
algunas estructuras neuronales se
hayan especializado (áreas de Broca) y permitan la producción del habla, el
procesamiento del lenguaje y la comprensión. Este planteamiento, apoyado en los
constates avances tecnológicos de los actuales ordenadores y su poder de
computación, nos ha llevado a la creación de IA (inteligencia Artificial). El
resultado inmediato ha sido la aparición de múltiples aplicaciones que van
desde máquinas herramientas, toma de decisiones automáticas o análisis de
sistemas complejos como en el caso del ADN. A mi entender, no está muy lejos el
día en que nos será difícil distinguir la máquina del hombre. La segunda opción, aquella que sostiene que el
ser humano es dual, representa en mi opinión, la última frontera que nos queda,
para diferenciarnos de los robots de última generación que pudieran producirse
en un futuro próximo. En cuanto a las consideraciones éticas o morales que puedan
derivarse de lo anterior resulta interesante hacer referencia a la reciente
entrada en escena de la Filosofía de la
mente. Para quien desee ampliar sus
conocimientos al respecto, John Searle, es un destacado defensor de esta vía de
pensamiento y ha publicado varios libros en los que profundiza sobre el concepto del libre
albedrio.
En video de la entrevista que ofrecemos a continuación, preguntamos al Doctor.
Ignacio Cos sobre el alcance de sus investigaciones y su opinión sobre los
límites de la IA. Durante el encuentro, hice un comentario sobre la posibilidad
de compatibilizar la memoria digital con la biológica, su respuesta me dio que
pensar: “Con el uso de las nuevas tecnologías, nos hemos acostumbrado a tener
en nuestra memoria solo el índice referenencial en donde encontrar los
datos… en realidad, los datos, hace
tiempo que los hemos depositado en las máquinas”.
Interesante entrevista!!!
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