martes, 25 de abril de 2017

La Excelencia

La calidad de vida de una persona es directamente proporcional a su compromiso con la  excelencia, independientemente de su campo de actividad”. Vice Lombardi
   
Él era el mejor y cuando competía, era un valor seguro. En las cinco últimas carreras, había llegado el primero. Todo el mundo sabía que no le gustaba quedarse atrás para luego recuperar terreno adelantando a sus oponentes en la última curva. Su salida explosiva, le colocaba en cabeza desde el primer momento y permanecía en ella hasta que traspasaba la meta. Ya nadie dudaba de su victoria e incluso, como certeza de su impronta ganadora, las apuestas que predecían o anticipaban su posible derrota se cotizaban muy altas. Era lo natural debido a lo improbable del resultado. Sin embargo, aquél día sorprendió a un público que no entendía lo que estaba viendo. Por qué el campeón, en lugar de  salir corriendo, caminaba con orgullo frente a los asistentes. Sus pasos eran firmes y seguros y en sus ojos, se distinguía la mirada de quien conoce sus posibilidades, sólo que esta vez, no parecía querer apresurarse… En las gradas, el público permanecía en silencio. ¿Qué estaba sucediendo?

Desde su nacimiento, estuvo predestinado para alcanzar la excelencia y su entrenador era consciente de ello. Su cuerpo fibroso apenas contenía un gramo de grasa. Su musculatura había sido puesta a punto día tras día en sesiones de mañana y tarde. Digamos de paso, que la motivación formaba parte de su instinto. Un instinto que le obligaba a dar lo mejor de sí mismo una y otra vez. Al final de cada prueba su entrenador se sentía orgulloso de él. Lo sabía porque, tras conseguir lo que le pedían, siempre recibía muestras de admiración y algún premio. Más tarde, en plena juventud, llegaron los triunfos. Se acostumbro a ir delante de los demás. Ganar se convirtió en una rutina a pesar de que sus competidores eran cada vez más potentes y más rápidos. Sin embargo, desde que entró en los circuitos profesionales, había algo que le inquietaba. Ganaba pero no conseguía alcanzar su meta.  La insatisfacción fue creciendo dentro de él.  En su última carrera, su instinto le advirtió que, aún siendo el mejor, nunca conseguiría alcanzar lo que se proponía si seguía haciendo lo mismo. Entonces, ¿Qué debía hacer para conseguirlo?

Nunca supo en realidad como llegó a aquella conclusión. Algo, más allá del instinto, le hizo darse cuenta a “Veloz”, pues así se llamaba aquel galgo, que su codiciado objetivo siempre se escondía en el mismo lugar. Se desplazó sin prisas, casi sin esfuerzo y esperó la llegada de su presa. Por fin consiguió su meta. De ahí su mirada de orgullo. Sin embargo, esta vez, el único premio que recibió fue la incomprensión de quienes esperaban que persiguiera la liebre. Sus dueños, en atención a las muchas cualidades genéticas, le dieron un retiro dorado como semental y su nombre quedó en el olvido. Los que le conocieron  cuenta su historia como una anécdota y siguen apostando a quienes persiguen la liebre sin cuestionarse la posibilidad de alcanzarla. Para ser sinceros, el sentido que “Veloz”  tenía de la excelencia, su  meta,  nunca fue la misma de quienes le usaron para obtener la suya.

Como seres humanos, es fácil observar que desde pequeños tratan de convencernos para que compitamos por ser los mejores, formando parte de un sistema en el que se exige perseguir la excelencia como medio para hacer sostenible la sociedad actual. En ese sentido, tal vez debiéramos preguntarnos si estamos de acuerdo con aquello que nos proponen.  En nosotros está distinguir  hasta qué punto es una opción personal o una exigencia. En cualquier caso, la mejor decisión será siempre… ser uno mismo. De lo contrario pagaremos un coste muy alto por una supuesta calidad de vida basada en la insostenibilidad de permanecer eternamente en la cima. 

1 comentario:

  1. De poco sirve estar en la cima si hace niebla y no sebe nada,El éxito no siempre es buena compañero de viaje, nos obliga a estar siempre alerta y no nos permite relajarnos ,Se que es un comentario muy simples pero haberes tenemos que bajar la guardia para ampliarlas perspectivas

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