lunes, 16 de mayo de 2016

La vida y sus reflejos

“El espejo refleja los distintos personajes que se muestran a través de ti. Así pues, aprende a diferenciar entre ellos y tú”.  

Mientras el sol acude a su cita diaria con el horizonte, trato de relajarme.  Hoy ha sido un día lluvioso, gris, propicio para la reflexión. Desde mi ventana contemplo el pasaje y me doy cuenta que, real o imaginario, siempre está compuesto de los mismos elementos. Cielo, tierra y agua. No importa el lugar. El cielo es el telón de fondo; la tierra, el escenario en donde discurre a vida y, el agua, el espejo en el que se reflejan los otros dos. Podemos cambiar de continente, de país o de sociedad pero, ineludiblemente, encontraremos esos mismos elementos. Es más, en sus múltiples variables, siempre habrá algo en común que nos haga soñar. Cualquier detalle puede poner en marcha nuestra memoria, nuestra imaginación, para ver lo que normalmente no vemos y pensar en lo que  inconscientemente olvidamos.

En esa visión, los árboles, actores mudos en el escenario de la Naturaleza, nos muestran la permanencia de las cosas, su continuidad; los hombres, por el contrario, su temporalidad. Y es en esa temporalidad donde reside la importancia del ser humano. Él es quien, para bien o para mal, modifica el paisaje, su armonía. Lo embellece o lo empobrece con su  presencia y lo convierte, finalmente, en el paraíso o el infierno en el que vivimos. Eso nos hace responsables frente a quienes nos suceden. En ese sentido, tengo la sensación de que, aunque los buenos deseos forman parte de una gran mayoría de personas, solo un escaso número de ellas alcanzan la capacidad de influir en el devenir de la sociedad. Cuando eso es así, su luz, destaca sobre la gris normalidad de la rutina diaria.

Hoy he tenido la ocasión de conocer a Rubén Pabello Rojas,  jurista, académico, legislador, escritor, servidor público y comunicador social. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Xalapa (México), cursó estudios y un Doctorado en Derecho, en la Universidad de Almería (España). Octogenario, sigue en activo.  Su conocimiento del área social y su experiencia en el ámbito cultural de su país de origen es invaluable para quienes reconozcan en él, al polifacético profesional capaz de transmitir los valores de una ética personal que traspasa fronteras; que comparte raíces en ambos lados del Atlántico y que, más allá del personaje que representa, muestra al ser humano – al Humanista – que, por mérito propio, debe ser orgullo y referencia para todos nosotros. Sin embargo, lo que más me ha impresionado no ha sido su brillante pasado sino su vibrante presente. En su longeva existencia, aún caben los sueños y las ilusiones. Su capacidad de  trabajo, a pesar de la edad, es envidiable y su voluntad de vivir, una virtud de referencia para quienes no le encuentran sentido a la vida. Él es sin duda, un reflejo de su potencial.

Mi encuentro con él tuvo lugar durante la entrevista que concedió, en su vista a la BibiloMusiCineteca. Una asociación, multicultural y plurigeneracional, que promueve los lazos entre las culturas del mundo. En ese mismo espacio se reúnen, una vez al mes, los miembros del Club del Espejo. Así pues, estando próxima la realización de un nuevo encuentro, la presencia de tan extraordinario personaje, no podía ser ignorada. Él es sin duda, el mejor exponente del concepto que tratamos de divulgar. Por eso es un placer para mí, compartir una pequeña muestra de la entrevista que dio lugar a mi sincera admiración por tan ilustre visitante. Tras el placer de oír y ver al Doctor Rubén Pabello, estarán de acuerdo conmigo que: “El Espejo nunca miente; basta con identificar su reflejo”.


La entrevista entera puedes verla en la web de la BiblioMusCineteca

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