“En autoayuda querer es poder, y tal vez por eso, en
la vida real, lo frecuente es que se den situaciones a la inversa”.
Ambos habían terminado su jornada de trabajo. Llevaban
casados cinco años y aún no habían
considerado tener descendencia. Mientras ella trataba de poner orden en la
cocina, un trabajo previo siempre a la preparación de la cena, su marido, sentado en
el sofá del salón, leía las noticias del día. En la televisión, podía verse y
oírse un programa en el que se debatía
la importancia de la lactancia en la salud de un bebé. La cena, transcurrió
como de costumbre. Acabado el ágape, él marido volvió al salón y ella a la
cocina. Media hora más tarde, desde el lugar
donde se encontraba, ella elevó la voz y preguntó a su compañero - ¿Puedes
sacar la basura? - Como si fuera su propio eco,
escuchó la respuesta que venía del salón - ¡Si querida! – Los minutos
siguientes se hicieron eternos y, ante la pasividad de su marido, ella decidió
tomar la iniciativa y sacar la basura por su cuenta. Ya de noche, y justo antes de ir a dormir, él quiso saber el estado anímico de su
mujer y pregunto, - ¿estás cansada? - a lo que ella respondió negativamente.
Animado por la respuesta, tanteó la situación
- Que te parece, podríamos irnos pronto a la cama y hacer el amor... - ella contestó casi de inmediato, - ¡Claro que sí querido!- Llegado el momento, él tomo la iniciativa y acercándose
amorosamente la abrazó. Al poco tiempo, y contrariado ante el frío recibimiento de su compañera,
balbuceó - ¿No has dicho que podíamos hacer el amor?- a lo que ella respondió
con ironía – ¡Cierto, Pero no me has preguntado si quería! - Él, de inmediato
comprendió que no basta con poder, también es necesario querer. Al día
siguiente, sacó la basura con la diligencia de un cadete de West Point. No
obstante, su esperanza de verse recompensado, tardó varios días en llegar.
Esta escena, más habitual de lo deseable, resultaría
cómica si no fuera por el dramatismo de la falta de comunicación que exhiben
sus protagonistas. Detrás de esta
anécdota se esconde un “Juego de Poder”. Los juegos de poder son estrategias
conscientes que ejercemos sobre los demás, cuando tratamos que hagan aquello
que nosotros queremos o bien, a la inversa, cuando alguien trata de forzarnos a
pensar o hacer algo que, en realidad, no deseamos. En su libro “Al
otro lado del Poder”, Claude Steiner, además de definir este tipo de
juegos, nos advierte que, estos “pueden ser físicos
o psicológicos y que varían de burdos a sutiles. En cualquier caso, intentan
crear cambios frente a la resistencia o resistencia frente a los cambios”.
En la mayoría de libros de autoayuda, podemos leer
una máxima que condensa, en una sola frase, el camino hacia el éxito “Querer
es poder”. En ese sentido, el coach también utiliza esa misma expresión
para movilizar la voluntad de su cliente. El poder es siempre una posibilidad
que debe realizarse, sin embargo, el querer necesita ser argumentado. Necesita
de motivación Ello es así, porque es difícil forzar la voluntad, cuando se
carece de motivo suficiente para hacerlo. En los juegos de poder, la motivación
principal, es ejercer el control sobre el otro; en autoayuda, la verdadera y
única motivación, es la continua superación de nuestras limitaciones.
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