“El peligro del
pasado fue que hizo esclavos a los hombres. El peligro del futuro es que los
convierta en robots”. Erich Fromm
Al ojear un periódico, llamó mi atención un
anuncio laboral: “Se busca Director Comercial con personalidad, para hacerse
cargo de las ventas de la empresa”. Siendo la cualidad requerida la
personalidad, acudí al diccionario para comprobar la definición del término,
por si ello pudiera añadir precisión a la demanda. Leo textualmente: “Personalidad. Diferencia individual que distingue a una persona de otra”. No
pude por menos que reflexionar sobre a qué diferencia podía referirse el
diccionario, y lo que es más importante, qué podía entender por personalidad la
empresa anunciante.
A mi modo de ver, no es que los hombres
tengan personalidad porque son diferentes, sino que son diferentes, porque
tienen personalidad. Luego, no hay nadie sin personalidad y de ahí la
dificultad para clasificarla. Los cuatro temperamentos hipocráticos, las funciones
cognitivas de C.G.Jung, los nueve tipos del
Eneagrama o los dieciséis tipos de referencia de Myers-Briggs, suponen un
claro intento de clasificar al ser humano según sea su personalidad. Sin
delimitaciones claras, la personalidad, se sitúa en un terreno ambiguo entre lo
biológico, lo psicológico y lo cultural. La mayoría de psicólogos están de
acuerdo en que no se hereda. También lo están en que nos define y deviene una
consecuencia de nuestra educación.
En lo que al mercado laboral respecta, la
personalidad y el conocimiento, son cualidades evaluables para optar a un determinado
puesto de trabajo. El conocimiento, tiene que ver con la capacidad para
realizar la tarea demandada. En ese sentido, va creciendo exponencialmente el
número de trabajos que son realizados por máquinas inteligentes y sistemas
informáticos. Un amigo mío sostiene que en un futuro no muy lejano solo habrá
dos tipos de trabajo. Uno para las personas que sean capaces de aportar
conocimiento o valor a las máquinas y otro, el de la mayoría, que se limitará a
interactuar con esas mismas máquinas a través de terminales. En un mercado
laboral de estas características, ¿Qué tipo
de personalidad deberán poseer estás personas?
En mi opinión, a igual formación académica, la
personalidad resultará un factor decisivo. Los poseedores de personalidades
orientadas al liderazgo y la competitividad disfrutarán de las mejores
oportunidades. Sin embargo, la inmensa mayoría deberán hacer frente a la
frustración de no haber alcanzado sus expectativas, lo que sin duda influirá en
su personalidad. En ambos casos, tanto la educación como los conocimientos
habrán sido adquiridos a través de medios digitales y los valores familiares
condicionados por la Sociedad de la Información. De aquí la importancia de
insistir en la calidad de los contenidos, de su veracidad y de la necesidad de
potenciar los valores humanos por encima de los intereses del mercado. Debemos
rechazar todo intento de ser considerados meros objetos. Si no lo hacemos,
corremos el riego de que, en el futuro, seamos considerados tan solo una
extensión digital. Como ejemplo, el número del teléfono móvil. No solo nos identifica,
sino que además nos define a través de los datos suministrados por él o
almacenados en su interior. Si esto sucede, será la única diferencia a
la que podrá referirse el Diccionario en su descripción de personalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario